Los Fantasmas de Gaunt – La Fundación

Los Fantasmas de Gaunt - La Fundación

Nombre del libro: Los Fantasmas de Gaunt – La fundación
Autor: Dan Abnett
Pertenece a la macrosaga: Warhammer 40.000
Edita: Timun Mas

Los Fantasmas de Gaunt – La Fundación es la edición de coleccionista de la heptalogía Los Fantasmas de Gaunt . Está formado por los tres primeros volúmenes (Los Primeros de Tanith, El hacedor de fantasmas, Necrópolis),más un relato adicional llamado “In memoriam”.

El protagonista es el coronel-comisario Ibram Gaunt y los llamados “primeros y últimos de Tanith”. El planeta Tanith fue arrasado el día en que se fundaba oficialmente la primera compañía taniana de Guardia Imperial. El Coronel Gaunt dio la orden a la compañía de abandonar el planeta a su suerte al ver que nada podían hacer. De ahí el nombre de “Primeros y últimos”. Una parte del regimiento guarda rencor a Gaunt, todos hubieran preferido morir intentado salvarlo que verlo arder desde el aire.

Leyendo el libro algunos pensarán que realmente estas gentes son tan valientes porque no tienen nada que perder. Esa fue mi primera impresión pero no era cierta, de hecho, cuando se formó el regimiento todos estaban dispuestos a abandonar a sus familias y muchos ya eran padres de familia. La pregunta que subyace en esta cuestión sería ¿qué les impulsó a dejar todo cuanto tenían y alistarse en la Guardia Imperial?¿simple idealismo?¿necesidad económica?¿sentido del deber?. Es una cuestión difícil de entender para los lectores que viven tranquilamente en sus casas, las guerras las ve por televisión y en la escuela le enseñan que todo se soluciona dialogando.

He notada una diferencia fundamental con respecto a la trilogía de Eisenhorn y Ravenor. Los Fantasmas de Gaunt están llenos de retrospectivas, especialmente el primer volumen. En las historias de los inquisidores, el pasado de estos carece de importancia, no conocemos la infancia, la adolescencia ni al entrenamiento al que se sometieron antes de ser inquisidores, ni sus relaciones afectivas durante aquellos años. El pasado carece de importancia. En Los Fantasmas de Gaunt el pasado es la clave, de hecho, Los Primeros de Tanith comienza con una retrospectiva.

Al comenzar a leer La Fundación uno tiene la convicción absoluta de que esta gente va a morir; no sólo porque Los Fantasmas de Gaunt es guerra, guerra y guerra (debo de ser una de las pocas mujeres en este planeta que está dispuesta a leerse seguidas las mil páginas de batallas una detrás de otra); a los supervivientes Tanith se les prometió el planeta que conquistasen pero son tan pocos que tienen que pedir ayuda a otros regimientos, pero eso no es lo peor.

Dan Abnett agudiza mucho los contrastes morales y éticos en Los Fantasmas de Gaunt, muchísimo más que en otros libros. Los últimos de Tanith son gente indefensa dentro de la Guardia Imperial, al no tener políticos ni nada sólido que defienda sus derechos se convierten en carne de cañón de sus propios compañeros literalmente hablando. Gaunt y sus hombres son siempre el sujeto a sacrificar bien por envidia al propio Gaunt, bien se les considera gentes de “baja estofa” (porque llevan tatuajes y cosas así) cuyas vidas no valen nada. Dan Abnett nos muestra claramente que una cosa es estar dispuesto a morir por una causa idealista y otra muy distinta que otros les utilicen para el ascenso personal que algún jefecillo. La falta de ética, de camaradería, de lealtad y de humanismo campa a sus anchas entre sus superiores de Gaunt, incluso entre sus iguales. Entre la gentuza es destacable la presencia del Inquisidor Heldane, al que conocimos sobradamente en la Trilogía de Eisenhorn, convertido en un radical pero sigue siendo un hombre que abusa de su poder (de todos modos en Hereticus no dejó tampoco muchas dudas al respecto).

Los personajes corresponden a una mentalidad propia de hombres del s.XIX y anteriores, con un concepto del honor y de la valentía ya desaparecidas, donde el valor de la palabra dada y la reputación de un hombre era más importante que la vida de este. Una ofensa de palabra habría bastado para que dos hombres se batieran en duelo hasta la muerte. Hoy en día eso es imposible. A todos se nos enseña que no existe nada más precioso que la vida; pero a los hombres (entendidos como género masculino) se les enseñaba a ser “caballero”, proteger a las mujeres, a no dejarse insultar, ni humillar por ningún otro hombre y a hacer frente a las vicisitudes de la vida y a luchar por el deber. La vida carece de valor si no va acompañada del honor aunque el honor no es un tema machacón en el libro. Estoy segura de que Dan Abnett es un gran fan de la literatura del s.XIX.

“Necrópolis” es un punto de inflexión en la historia. La masacre de la colonia Vervum introduce cambios radicales en la historia y en quienes la protagonizan. “Masacre” es el término apropiado para describir ese libro. En Los Fantasmas de Gaunt el lector descubrirá que existen infinitas formas de morir. La masacre de la colonia Vervum no la produce, en mi opinión, tanto la astucia del general enemigo como la ambición y la incompetencia (tanto intelectual como moral) de quienes gobiernan la colonia; ya deje que los contrastes éticos era algo que ya me había llamado la atención.

Por último decir que los personajes secundarios que acompañan a Gaunt (Larkin,Bragg, Dornen, Mkoll, Corvec …) se les coge cariño con rapidez, incluso al iracundo mayor Rawne. Pero claro, como ya he dicho: Los Fantasmas de Gaunt es guerra, guerra y guerra.

Del relato adicional de esta versión de coleccionista “In memoriam” lo protagoniza un escultor que tiene que realizar una obra sobre Gaunt y su regimiento. Personalmente, no me gustó el resultado.

Reedito esta crítica porque se me había olvidado comentar que Gaunt es también un “comisario”; cuando le dije a una amiga que los comisarios eran cargos políticos me contestó -¿Cómo los comisarios del partido comunista?-, (mi amiga era colaboradora de la web Revolución rusa e imperio ruso) Yo me quedé pensando y caí en la cuenta… pues sí señor, como los comisarios de la URSS. La función del comisario soviético era mantener la “disciplina ideológica” dentro de las filas para evitar posibles disidencias, era un propagandista del régimen. Gaunt es más coronel, cargo militar, que comisario pero no así el comisario que aparece en Necrópolis que es un comisario político de pura cepa. El “comisariado” de Warhammer 40.000 mantiene con bastante fidelidad la imagen del comisariado comunista. La verdad es que me sorprende bastante el amplio conocimiento cultural de Dan Abnett en todos los campos. Mismamente hay una comparación que hace en Ravenor que me llamó la atención “girar como un púlsar”, eso requiere conocimientos bastante actualizados de astronomía y lo del comisario requiere historia e ideologías del s.XX.

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