Título: Pasión en el campo
Autor: J.L. Carr
Edita: Editorial Andrés Bello
Premio The Guardian de ficción 1980
Nominado al Broker McConnell Prize 1980
Título original: A month in the country
Género: novela historica

¿Verdad que el título original y el de la editorial chilena cambia un “poquito”?.
En la solapa interior de la portada tenemos las impresionantes críticas de dos publicaciones estadounidenses.
“La novela de J.L. Carr es algo que nadie debe perderse… un relato bellísimo, profundamente emocionante”. The Standard
“Bellamente controlada, afectuosamente observada… una obsesionante evocación de la experiencia vivida”. The Spectator.

¿Han entendido ustedes la primera frase de The Spectator?, porque yo no.
En género he dicho que es novela histórica pero que nadie piense en las novelas históricas actuales, simplemente está ambientada en 1920.

El protagonista T. Birkin es un restaurador de arte veterano de la I. Guerra Mundial, acude a un pueblo a restaurar los frescos de la iglesia. Allí se encuentra con otro veterano, un coronel y se relaciona con los diversos habitantes del pueblo. Y ya está, la novela no tiene más. No hay una historia de amor como da a entender las reseñas introductorias de la obra. A Birkin le gusta la mujer del vicario, la desea sexualmente porque es guapa, él le tira los tejos para si la pesca pero no existe una relación afectiva, tan sólo cordial. Relación cordial que el caso de Birkin es profundamente interesada por el motivo mencionado.
Bajo mi humilde punto de vista esta novela no es bellísima ni emocionante, a mí desde luego me ha dejado fría. No entiendo la intención del autor, si su intención era mostrar cómo un veterano de la Gran Guerra se incorpora a la vida civil (eso da a entender la contraportada del libro), ha fracasado. Aunque en algún que otro momento recuerda sus malas experiencias lo cierto es que Birkin está más cerca de ser un sinvergüenza que de un pobre hombre con estrés post-traumático. La I G.M. fue profundamente traumática, el que no se volvió loco volvió inválido y trastocó profundamente las sociedades de los países contendientes y sembró las condiciones materiales, mentales y morales de la Segunda. En “pasión en el campo” no se ve nada de eso. De esta idea Dostoievsky, Adreiev, Conrad, sólo por poner algunos ejemplos, harían una verdadera obra maestra.
Me resulta desconcertante que la editorial Andrés Bello diga que es una obra maestra. Más desconcertante aún cuando he leído recientemente “Algo flota sobre el agua” de Lajos Zilahy, editada por ellos y de la misma colección, está mucho más cerca de ser una obra maestra que esta novela.

El libro no es malo, es agradable de leer, simplemente es “correcto”.